domingo, 4 de diciembre de 2011

Autorretrato #2: Sapo




"Las cosas son iguales a las cosas" 
(Ignacio Escobar Urdaneta de Briggard)

Vengo del barro plateado y de la conjunción de felices circunstancias que hicieron de un sapo pantanero mi primera mascota. Nací entre cuatro siglos de barro, mierda de vaca y sangre de peón. Una fuente de piedra y adentro el sapo pantanero. Tengo el parkinson del planeta incrustado en el recuerdo como las espadas que le cruzaban el corazón a la Dolorosa cada vez que el látigo acertaba en las espaldas de su hijo. 

Soy el mayor de la prole del fin de los tiempos, o como escuché decir alguna vez, la repetición de la repetidera. Aunque siempre ha sido así porque los hijos de tiempos duros son los padres de paraísos momentáneos. Me parió una enfermera y un estatuto de seguridad le guardaba las espaldas. Me limpiaron los orificios; borraron los rastros de sangre de peón y me vistieron con el mameluco azul (típico de los niños y de los buenos cristianos) 

Pero el magnetismo metafísico es más poderoso. Una fuente de piedra y el sapo que se escapa con sus brincos poderosos. Lo alcancé, persiguiéndolo carrera mar y lo encontré aplastado, veinte años en el futuro, entre siglos de barro, mierda de vaca y gente y sangre, la mía, de peón.


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