viernes, 27 de abril de 2012

La tormenta (drama freudiano en tres cuadros) (III)



3.

Una mitad del escenario con la mesa, el balde y los artículos de pesca. La otra mitad con una silla y un tapete. Alfredo aparece pescando en el balde. 

LEONARDO: (Sentado en el tapete) ¿Por qué papá no habla?

MADRE: (En la silla, cosiendo) No hace falta. Heredaste su voz. 

ALFREDO: ¿Extrañas a tu mamá?

GALA: No hace falta. La reconozco a diario frente al espejo. (Pausa) ¿Y tú, la recuerdas?

ALFREDO: Sí. Exactamente.

LEONARDO: ¿Por qué papá no se levanta?

MADRE: Porque sabe que no hace falta.

GALA: ¿Por qué me llamo así?

ALFREDO: ¿Gala?

GALA: Si.

ALFREDO: Tu madre no estuvo de acuerdo con ese nombre.

GALA: ¿Por qué?

ALFREDO: Así se llamaba la mía.

MADRE: (Acaricia la cabeza de su hijo) Tengo frío y me siento sola.

LEONARDO: Llovió muy fuerte y casi no comiste.

MADRE: ¿Sabías que hoy Tauro está en línea con Sagitario?

LEONARDO: La vida es azarosa. ¿Tienes Hambre?

MADRE: Si.

LEONARDO: Queda un plato de lentejas del desayuno de papá.

ALFREDO: Pudo haber sido un romance tórrido y peligrosísimo.

GALA: Ya lo sé, pero es tan... tan...

Golpean la puerta.

ALFREDO: Debe ser Ismael. Dile que siga.

Oscuro. 

Fin


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