lunes, 16 de abril de 2012

La tormenta (drama freudiano en tres cuadros) (I)



Personajes:
Alfredo
Gala
Leonardo
Madre

1


Una mesa con mantel a un lado del escenario. En otro extremo, artículos de pesca y un balde. Hay un taburete cubierto por un montón de ropa sucia. Afuera la tormenta arrecia y Alfredo entra empapado sacándose las botas y el abrigo.

GALA: (En off) Pudo haber sido un romance tórrido y peligrosísimo pero, como siempre que Tauro se alinea con Sagitario, la vida es azarosa y... yo también.


ALFREDO: ¡Estoy cansado! (Busca en el montón de ropa y toma unos calcetines que se pone. Atrás se oye ruido de cacerolas) ¡Estoy cansado! (Algo se está cocinando. Con voz muy fuerte) ¡Qué cansado estoy!

GALA: (En off) ¡Ya voy, voy!

ALFREDO: Estoy cansa... ¡Ah! Hablar de uno cansa.



Gala entra sin mirar a Alfredo. Toma el balde y lo pone sobre la mesa.

GALA: Ahí tienes. Deliciosas cabecitas de trucha.

ALFREDO: Pero huele a lentejas.

GALA: Sí.

ALFREDO: Bueno, entonces, porqué no me das lentejas. ¿Acaso no ves que estoy cansado?

GALA: Estás mojado. Y además no se qué tenga que ver el cansancio con las lentejas. No son para ti; hoy tenemos invitados... Tengo invitados. (Sale) 


ALFREDO: ¡Siento el pecho oprimido! (Se sienta en el taburete e intenta acercar el balde con pases de prestidigitador) ¡Tengo frío! (Pausa) ¿Quién viene? (Alcanza el balde, se acomoda en el taburete y juega con las cabezas de trucha) ¿Doña Rosalía, la de la tienda? ¿El padre Roulin? ¿Mi queridísimo amigo Ismael, el judío?

GALA: (Entra con una escoba y un trapo) O las niñas Jaramillo, el zapatero Méndez, el librero Guido o tu exnovia, la siempre imitada y nunca igualada Begonia.

ALFREDO: Si, si. ¿Quién viene?... Ojalá que no sea Ricardo y su boba mujer.

GALA: Pues no es Ricardo ni su mujer. No los conoces.

ALFREDO: Siendo así, entonces vuelvo a lo mío. ¡Estoy cansado! ¡Siento una presión en el pecho, acá; mira, palpa! ¿Será un infarto?

GALA: Puede ser. O tal vez usas la camiseta muy ajustada.

ALFREDO: Mis botas están hechas un pantano.

GALA: ¿Y luego el zapatero Méndez no te las arregló?

ALFREDO: No, eso fue un malentendido.

Gala detiene la rutina de aseo, sale de escena y entra rápidamente con unas monedas en la mano.

GALA: (Arroja las monedas sobre la mesa) Vino Ismael y te dejó esto.

ALFREDO: ¡Ah, lo que le presté!

GALA: Eso creo.

ALFREDO: ¿Por qué no le dijiste que se quedara? Aparte de estar cansado me siento solo.

GALA: Nunca se sabe cuánto vas a tardar. Además, alimentar a un judío es complicado.

ALFREDO: ¿Complicado?

GALA: Sí, mucho.

ALFREDO: Pero si únicamente hay que procurar que coma por la boca y que mastique con los dientes, como tú y yo.

GALA: ¡Ajá! También es cierto que no comen cerdo.

ALFREDO: Entonces, cuál es el problema si hiciste lentejas.

GALA: Lentejas... Con tocino.

ALFREDO: Ya veo.

GALA: Y el olor llegaba hasta aquí.

ALFREDO: Lo he notado.

GALA: Si hubieras visto su cara mientras dejaba las monedas...

ALFREDO: Comprendo. El olor a cerdo...

GALA: Si. Y además...

ALFREDO: El animal inmundo...

GALA: Si. Y además...

ALFREDO: ¿Te dije que me siento solo?

GALA: Pobrecito (Corre hacia él y le hace carantoñas) Pobre, pobrecito... ¿Y está muy solo?

ALFREDO: No lo estoy. Sólo digo cómo me siento.

Gala sale al tiempo que un trueno ensordecedor provoca un corte en la electricidad de la casa.

ALFREDO: (Se pone de pie y grita) ¡Me siento solo (Más fuerte), pero lo que estoy es cansado. (Va hacia la caña de pescar; acomoda el carreto, el nylon y el anzuelo. Enciende una vela)

GALA: (En off) ¡Revisa los fusibles!

ALFREDO: ¡Estás loca?

GALA: (En off) Pues voy a enloquecer si no hay luz. Me falta hacer el jugo.

ALFREDO: La caja de fusibles está afuera.

GALA: (Entra llevando un paraguas) Sí. Y por eso mismo toma esto (se lo ofrece). Ya te mojaste lo suficiente. Vamos, recíbeme el paraguas y revisa los fusibles.

ALFREDO: (A sí mismo) Electricidad, agua: combinación ganadora. (A ella) ¿Quieres matarme?

GALA: Eh... No, no, no. Eh... Quiero que vuelva la luz para hacer el jugo y como eres tú quien sabe de estas cosas...

ALFREDO: ¡Y tú eres la que sabe cocinar! Bien podrías exprimir alguna fruta en un tanto de agua y luego cernir. No hace falta luz... A menos que...

GALA: ¡A menos que nada! Esta es la oportunidad perfecta para estrenar la licuadora que te dio Ismael como forma de pago.

ALFREDO: Sí, como son las cosas. Un judío que pide prestado cada semana.

GALA: Entonces, vas a ver los fusibles o lo hago yo.

ALFREDO: (Está pescando en el balde) Perfecto. Hay un alicate en algún lado. Ten cuidado con los cables pelados.

GALA: ¿Por qué?

ALFREDO: Te puede dar un toque.


GALA: ¿Y piensas dejar que yo vaya a hacer lo que te corresponde corriendo el riesgo de morir achicharrada?

ALFREDO: Pero claro. (Pausa) Estoy cansado y mojado, pero si esperas a que escampe, voy.

GALA: Mis invitados...

ALFREDO: ¿Llegarán con este palo de agua?

El aguacero cesa poco a poco. Gala corre hacia la puerta y Alfredo suelta la caña.

GALA: ¡Escampó!

ALFREDO: Más o menos.

GALA: (Con un gesto de manos le invita a salir)

ALFREDO: ¡Ah, no! Ya viene el siguiente.

Vuelve a llover.

GALA: (Entre dientes) ¡Maldito Alfredo!

ALFREDO: Ten cuidado con lo que dices, Gala querida.

GALA: Solo pienso en voz alta.

ALFREDO: Cuídate de lo que piensas. Aún cansado y mojado puedo escucharte.

GALA: ¡Oh, lo siento!

ALFREDO: No te preocupes. Afánate por tus invitados. No hay luz y a la cena le falta el jugo.

GALA: ¿Será que llegan con este aguacero?

ALFREDO: No creo. Pero, por si las dudas, voy a ver los fusibles (Consulta un reloj que trae en el bolsillo)

GALA: ¿No será peligroso?

ALFREDO: ¡No, qué va! (Chasquea los dedos y la luz vuelve) Un hombre hace lo que el destino le marca. (Gala sale. Al público) No falla. Cuando se va, llega a las seis.

Suena la licuadora. Alfredo recoge el montón de ropa sucia y sale. Oscuro.

ALFREDO: (En off) Pudo haber sido un romance tórrido y peligrosísimo, pero, como siempre que Tauro se alinea con Sagitario, la vida es azarosa y... (Pausa) ella también.


Continúa...


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