viernes, 23 de marzo de 2012

Disección

Lección de anatomía (Rembrandt)

El gusano

A Ramírez le gusta tomar café al desayuno, media mañana, después de almuerzo y antes de acostarse. Compra medio paquete de cigarrillos cuando sale temprano. Si sale tarde, compra por unidad y se lamenta de no poder dejar de fumar.

Casi siempre toma el colectivo y lamenta no haber caminado. Lamento dulce, el dulce lamentar de los pastores, como dicen los que saben de calambures. A pesar de que camina mucho no es muy atlético. Se queja de dolores en la rodilla derecha. Respira con dificultad cuando habla, pero que tartamudee es otro asunto.

Al llegar el mediodía, compra el otro medio paquete y fuma. Lo hace con la mano izquierda a sabiendas de que es diestro y cuando escribe, dibuja las bolitas al revés. Si se tiene paciencia es posible observarlo, sentado por horas, hablando solo y manoteando. Si no se tiene paciencia es posible verlo gracias a un efecto óptico que refleja algo de luz.

Para ir a la cama acostumbra escuchar música e imitar, con mísera proximidad, a su artista favorito. Se mete, luego, entre las cobijas y no se duerme.

Sicología del gusano

Ramírez trata de suplir su falta de sueño durante el día. Lo más probable es que, si elimina el café de la noche, pueda dormir. Pero lo que pasa es que el insomnio se debe a un severo trauma en quién sabe que etapa, lo que explicaría la fumadera y su consumo excesivo de bombones y chupetas.

Presenta un cuadro no muy clínico, más bien, entre expresionista y surrealista. A simple vista parece no confiar en nadie, pero el verdadero temor no es que lo ataquen, sino el de de lastimar a alguien. O por lo menos eso dice él que es tan ladino y sinvergüenzotas.


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