domingo, 21 de agosto de 2011

Isabel descarga el bolso como si trajese piedras


Isabel descarga el bolso como si trajese piedras, mientras su marido la regaña por haberse mojado con el chaparrón. Ella sonríe, quitándole toda la importancia al asunto, y se desploma de rodillas frente al tocadiscos.

- Valdría la pena cenar- le gruñe el hombre con su boca grande, como de payaso.
- Algo le pasa al tocadiscos. Cada vez lo veo con menos ganas de tocar- Isabel creía en la necesidad de buscar un terapeuta para el aparato.

El marido, quien al momento de escribir estas líneas se llama Julio, nunca gustó de llamarse como un mes. Miraba a Isabel con la ternura con que un gato lo haría con su motoncito de caca recién hecho, y no era la primera vez que consideraba la posibilidad de asesinar a su mujer.


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